El día después: ¿qué hago ahora que me despidieron?

01.11.2017

Cómo encarar el día después de una desvinculación laboral. Cuatro pasos para no desesperar y transformar la incertidumbre en oportunidad 

Por Mariana Castrelos, Head of Career Transition & Talent Development de WallChase Argentina 

El trabajo es el lugar dónde se comparten objetivos en común, es el sostén principal -económico, emocional, y hasta ocupacional- de las personas.

Significa mucho más que un medio para obtener una retribución remunerativa. Representa un marco de referencia general.

Si imaginamos la vida como un gran reloj, su péndulo sería el espacio laboral, quien marca el paso del tiempo, define el calendario, para qué se tiene margen y para qué no.

Sin duda, desde esta perspectiva, el trabajo es el principal organizador social de una persona. Ordena, otorga seguridad y da sustento al día a día.

Por eso, cuando se produce el despido, la primer pregunta que surge es: ¿y ahora qué hago?

Puede entenderse la obviedad del malestar, vinculado a los ingresos que ya no sé percibirán, pero también está presente la dimensión psicológica de lo que esto genera, con mayor o menor impacto, dependiendo de quien se trate.

El rol que se haya ocupado; "director, gerente, jefe, etc." será proporcional a la herida narcisista que se sufra, pero además, a todo esto se suma la angustia existencial que produce naturalmente, el "por-venir" desconocido.

Como seres humanos, somos sujetos de certezas, que necesitamos conocer a dónde vamos, qué y cuándo sucederá. No estamos preparados por naturaleza a convivir con la incertidumbre.

Lo que angustia al hombre universalmente en su existencia es la muerte. Por él vacío, el desconcierto, la ausencia de respuestas que esto genera.

La falta de trabajo tiene dos componentes similares: el sin sentido cotidiano que conlleva, no saber qué hacer, a dónde ir, y tener un futuro incierto: ¿Qué hay después? ¿Ahora qué?

El momento de la desvinculación impone una coyuntura de vulnerabilidad, se ve teñido de subjetividad, genera angustia, desorientación, convoca a la incertidumbre como el peor fantasma y cada uno lo tomará, acorde a su historia y su estilo, de distintas formas.

Pero en todos los casos lo acertado es no actuar de inmediato, ni ofrecer el curriculum vitae sin distinción, porque aún la estrategia final no está diseñada, y este, es recién el comienzo.

Lo fundamental es saber que:

- La situación de desempleo es temporal, es una transición. Se está en un lugar de tránsito "camino" hacia otro trabajo, que, aunque aún no sea tangible e inmediato, no significa que no exista, hay un mundo de posibilidades por ser tomadas.

- Lo segundo que hay que preguntarse es: ¿Qué se hacer?, ¿qué quiero?, ¿qué pide el mercado? En esa triangulación se encontrará una dirección. Conocer el territorio -a uno mismo- permitirá encontrar el mapa de cómo llegar.

- Lo tercero es identificar las empresas-target que pueden ser del propio interés, e investigar como conectarse con ellas.

- Lo último es crear la propia marca personal para posicionarse. Es crucial comprender que buscar un nuevo empleo, implica registrar lo que
genera emocionalmente salir de nuevo "al ruedo", para saber cuándo se está listo para empezar a trabajar en el próximo paso de la carreraprofesional.

Hay que tener en cuenta que será de vital importancia, tomarse unas horas de análisis, calma, para comenzar un plan de acción metódico y estratégico.

Finalmente, hay que buscar trabajo con la conciencia tranquila de saber que el péndulo del reloj detenido volverá a funcionar, y que sólo se puso por un rato en suspenso, para traer una nueva oportunidad, que habrá que descubrir.

Fuente: https://www.iprofesional.com/management